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domingo, 25 de junio de 2017

Breve Introducción al Libro de Malaquías Jyba

Breve Introducción Crítica al libro de Malaquías
Por: Guillermo A. Domínguez Sánchez    Jyba

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Junio 9 de 2017

Contexto Histórico

Autor.  Cronológicamente Malaquías es el último de los Profetas Menores.  Así, con Malaquías se cierra la profecía y el canon del Antiguo Testamento.   A partir de ahí, Dios guardará silencio por casi cuatrocientos años hasta que vuelve a pronunciarse con la anunciación del niño Jesús y la predicación y vida profética de Juan el bautista.            

Es nula cualquier información sobre la vida personal del profeta, excepto su nombre, la significación del mismo y su profecía.   Steinmueller plantea que hay quienes piensan que Malaquías no es un nombre propio, sino el pseudónimo o nombre simbólico de la actividad profética del profeta y autor anónimo, a quien la tradición judía y algunos padres de la iglesia como Jerónimo identifican con Esdras.   Esto se plantea por el hecho que la traducción del nombre מלאכי = Malaki encontrado en 1:1 y 3:1 se traduce como: Mi ángel o mi mensajero.   Pese a la incertidumbre de algunos en cuanto al nombre del profeta, Archer no duda que el nombre propio del profeta haya sido Malaquías.[1]   El texto afirma que la profecía fue dada a través de Malaquías.   El autor se muestra como un judío fervoroso de la Ley, quien denuncia el desorden del pueblo y la ineptitud del sacerdocio.   Señala la ignorancia y la avaricia del sacerdocio, quienes permiten el abuso en el culto, así mismo censura a quienes repudian a sus esposas para contraer matrimonio con las extranjeras.   El profeta condena a quienes incumplen con el diezmo pues han defraudado al Señor.   Reprocha de igual modo la actitud de desesperanza y falta de fe en Dios y el cumplimiento de las promesas hechas por los profetas tras el exilio. [2]   De todo lo antes dicho, en modo alguno se pretende poner en duda la paternidad literaria del profeta en su escrito.   Solo se discute el nombre del autor, no su autoridad e inspiración,

Fecha:   Aunque es imposible determinar una fecha exacta para el profeta, no obstante, en base a la trama, puede ser ubicado luego del exilio.   La evidencia interna nos indica que el Templo estaba ya reconstruido.   A modo de ejemplo revise Malaquías 1:7,10; 3:1  donde se menciona el altar y el Templo, lo cual implica su existencia para ese momento.   Según Esdras 6:14,15 la trama podríamos ubicarla después del 515[3] a.C., fecha en que finaliza la reconstrucción del Templo, lo cual también coincide con el sexto año del reinado del rey Darío.[4]   De igual modo, tomando en cuenta que la predicación de Malaquías coincide temáticamente con algunas de las exhortaciones de Esdras y Nehemías, esto podría indicar con mucha probabilidad que la ocasión, fecha y destinatarios eran los mismos o muy cercanos, a estos profetas, lo cual nos llevaría un poco antes del 445 a.C. o 428 a.C., como fecha más tardía y temprana.[5]    En cuanto a las coincidencias proféticas con Esdras y Nehemías note por ejemplo: Faltas en el servicio sacerdotal y del pueblo (Malquías 1:6-14 con Nehemías 13:4-9), falta en la práctica del diezmo (Malaquías 3:7-12 con Nehemías 13:10-13), matrimonios mixtos con mujeres extrajeras (Malaquías 2:10-16 con Esdras 10:1-44; Nehemías 13:23-28).

Destinatarios.   Para ese momento ya no existe reino del Norte ni reino del Sur.  Solo existe Judá como grupo tribal mayoritario, quienes fueron llevados cautivos a Babilonia por Nabucodonosor en el 587 a.C., y retornarían a Judá bajo la dirección de Zorobabel, Nehemías y Esdras.   No ocurriría lo mismo a las diez tribus de Israel.  Hemos de recordar en las lecturas de estudio del Antiguo Testamento, que el Reino del Norte fue llevado cautivo por Sargón II en el 721 a.C.   De estos cautivos es poca o nula la información que se tiene de su destino final.  Evidentemente habría quedado algún resto de la población pobre de Israel, pues la tribu de Leví sobrevive, los Benjamitas igualmente sobreviven, pues de ahí desciende Pablo; Ana la profetiza, quien servía en el Templo en tiempos del niño Jesús, se dice que era de la tribu de Aser (Lucas 2:36-38).   Había también israelitas en Egipto y otras regiones del mundo de aquel entonces.   Así que, es con toda seguridad, muchos de las 10 tribus sobrevivirían hasta el tiempo de Jesús, aunque no con la fuerza poblacional como antes del 721 a.C.   Así, entonces, los destinatarios son judíos regresados del exilio de Babilonia.   Ciro decretó el edicto de retorno en el 539 a.C.   Muchos judíos decidieron quedarse en Babilonia, pero el resto regresó en dos grupos, uno con Zorobabel y el otro con Nehemías.   Pasado algunos años del retorno, el pueblo y sus líderes cayeron  en decadencia moral, y es a ellos a quienes Malaquías reprendería a través de su escrito.      

Condición Sociopolítica de los destinatarios.   Judá, una vez destruido su primer Templo en el 587 a.C., nunca más recuperó su independencia.   Años más tarde, un nuevo imperio se levantaría contra Babilonia, Los Medos-Persas; los judíos, ahora se encontraban bajo un nuevo amo.   Cumplidos 70 años de cautiverio en Babilonia y bajo el nuevo mando de los Persas, en el 539 a.C., reciben el permiso de regresar a Jerusalén, pero siempre bajo la tutela política de los Persas.   Los judíos continuarían bajo la dirección Persa hasta el 330, para luego caer bajo la dirección de un nuevo amo, los griegos, con Alejandro Magno como su rey.   Sin embargo, sería bajo la dirección de los Persas en que se escribiría nuestro libro de Malaquías.  

Propósito y trama del Libro.   Como se ha inferido con anterioridad, el profeta se propone exhortar y corregir la decadencia espiritual del pueblo manifestado en los abusos de los sacrificios (1:6-14), así como la ineptitud y complicidad de los sacerdotes al permitir el pecado (2:1-9); los  verso ocho y nueve son muy severos contra el sacerdocio impío “…mas vosotros os habéis apartado del camino habéis hecho tropezar a muchos en la Ley; habéis corrompido el pacto de Leví, dice Jehová de los ejércitos.   Por eso yo os he hecho despreciables, viles ante todo el pueblo porque no habéis guardado mis caminos y hacéis acepción de personas al aplicar la Ley” (2:8,9)   En su propósito se propone denunciar y condenar la maldad de aquellos que repudian (se divorcian) a sus esposas y se casan con extranjeras violando la ley de Jehová (2:10-16); Denuncia así mismo el descuido y pecado de aquellos que no ofrecían su diezmo, con lo cual ofendían al Señor (3:6-12).   No deja de señalar otras actitudes pecaminosas del pueblo como la hechicería, el adulterio, los que juran falsamente, los que defraudan en su salario al jornalero, a la viuda y al huérfano, contra los que hacen injusticia al extranjero sin tener temor de Dios.   Contra todos ellos el profeta tiene palabras de juicio de parte del Señor, diciendo: “vendré a vosotros para juicio y testificaré sin vacilar…” (3:5).   En el mismo capítulo tres, es ineresante señalar el anuncio de la venida del Señor a su Templo y la de su precursor quien preparará el camino: “Yo envío mi mensajero para que prepare el camino delante de mí.   Y vendrá súbitamente a su Templo el Señor a quien vosotros buscáis y el ángel del Pacto, a quien deseáis vosotros, ya viene”.    Estas palabras devolvería la esperanza que algunos estaban perdiendo tras la tardanza de la venida del Mesías.   El 4:5-6 vuelve a hacer referencia del mensajero, el profeta Elías antes del día grande y terrible, quien haría volver el corazón de los padres hacia los hijos y el corazón de los hijos hacia los padres.   Este personaje, indudablemente sería la persona de Juan el bautista, el mismo de quien hizo referencia en el 3:1.   Lo más importante de ello, es que Jesús mismo hizo referencia y aplicación de este mensajero, de ese Elías, a la persona de Juan el bautista: Mateo 11:7-14.   Jesús cita el pasaje de Malaquías y dice que Juan el bautista es ese Elías que todos esperaban.

Contexto Literario.  

Nombre del Libro.   Como se mencionó arriba, la forma hebrea del nombre es מלאכי Malakí y significa “Mi mensajero” o “mi ángel”(1:1; 3:1); es probable que esta sea una forma abreviada de Malkiyyáh = Mensajero de Jahvé[6] o ángel de Jehová.   Como se mencionó al inicio, el nombre del libro no necesariamente implique el nombre del autor, sino un pseudónimo o nombre simbólico del profeta y autor anónimo.   La base para ello se establece en la traducción de la Septuaginta, la cual traduce Malaquías 1:1 como: “por medio de su mensajero” y no como lo traduce, por ejemplo, la Reina-Valera: “Por medio de Malaquías”.   No obstante de lo que se ha planteado respecto a la incertidumbre del nombre, Archer no duda en aceptar el nombre como nombre propio del profeta[7].    Como se ha mencionado atrás, en modo alguno se pretende dudar de la paternidad literaria del autor, ni de la autoridad e inspiración del autor sobre su escrito.  Solo se discute el nombre del autor.

Género Literario.   La naturaleza del texto lo ubica dentro de la literatura profética, precisamente el texto forma parte de lo que se conoce como el grupo de los doce profetas menores.  

Tema Principal. Si el pueblo quiere que Dios derrame bendición sobre las cosechas y ser prosperados, deben entonces vivir una vida sincera y santa delante de Dios.   Ellos deben esperar al Mesías en una actitud y vocación de santidad.[8]




[1]   L. Archer, Gleason.   Reseña Crítica de una Introducción al Antiguo Testamento. Editorial Portavoz, Grand Rapids, Michigan, 1981, pág. 474.
[2]   E. Steinmueller, John.   Introducción Especial al Antiguo Testamento, Ediciones Desclée, de Brouwer, 
     Buenos Aires, Argentina, 1950, pág. 280
[3]   F.F. Bruce, Israel y las Naciones, Editorial Portavoz, 1988, Grand Rapids, Michigan, E.U., Pág. 133.   
    Bruce señala que la construcción del Templo fue terminada el 12 de Marzo del 515 a.C. 
[4]   Nota k de Esdras 6:15 en Reina-Valera Edición 95.
[5]   Comentario Bíblico San Jerónimo, Tomo II, Ediciones Cristiandad, Madrid 1971, pág. 165
[6]   Op. cit.   E. Steinmueller, John.   Pág. 165  
[7]   Op.cit.L. Archer, Gleason.   Pág. 473, 474.
[8]   Ibid. Archer, Glesson, pág. 474.

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