miércoles, 12 de junio de 2013

De las cualidades y obra del Evangelista en las Cartas Pastorales Jyba


Por: Guillermo Antonio Domínguez   Jyba
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Efesios 4:11 / 1Tim. 4:16“Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; sé diligente en esto, porque si así lo hicieres, a ti mismo te salvarás y a los que te oyen.” 

2Tim. 2:2 “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.”

 

      I.            De sus Cualidades

 

 

  1. Ejemplo de buenas obras (Tito 2:7,8)
  2. En la enseñanza ha de mostrar integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable.
  3. ser ejemplo en: (1Timoteo 4:12)

a.         conducta

b.         amor

c.         espíritu

d.         fe

e.         pureza

  1. Predicador del Evangelio (2 Tim. 4:1-4).

a.         Sobrio en todo

b.         Debe ser evangelizador

c.         Debe cumplir su ministerio

  1. No avergonzarse de dar testimonio de Dios (2Tim. 1:8).
  2. Ocuparse de:

a.         la lectura (1Tim. 4:13).

b.         La exhortación

c.         la enseñanza (1Tim. 4:13).

  1. Debe ser Retenedor de la doctrina tal como ha sido enseñada (2Tim. 1:13; 2:2; Tito 1:9).

a.         Persistente en la doctrina (2Tim. 3:10,14).

 

  1. Procurar presentarse a Dios aprobado, que usa bien la palabra de verdad (2Tim. 2:15; Tito 2:1).
  2. Respetuoso para con todos (1Tim. 5:1-3).
  3. No contencioso (2Tim. 2:24).
  4. Amable para con todos (2Tim. 2:24).
  5. Apto para enseñar (2Tim. 2:24).  Un maestro de la Palabra de Dios.
  6. Debe ser sufrido (2 Tim. 2:3, 24; 3:12; 4:5)
  7. Ser imparcial (1Tim. 5:21).
  8. Restaurador (2Tim. 2:25,26).
  9. No admitir acusación alguna contra un ministro del Señor, a no ser con dos o tres testigos (1Tim. 5:19).
  10. No descuidar el don de Dios (1Tim. 4:14).

 

 

  1. Avivar el fuego del Don de Dios (2Tim. 1:6).
  2. Ejercitarse para la piedad 1Tim 4:7
  3. No enredarse en los negocios de la vida y luchar legítimamente (2Tim. 2:3).   Su vida es un sacerdocio santo, consagrado para el Señor.
  4. Apartarse de los malos hombres (1Tim. 6:5; 2Tim. 3:1-5).
  5. Guardarse en obediencia a los mandatos de Dios sin mancha ni reprensión (1Tim. 6:13-14,20).
  6. Huir de la impiedad (1Tim. 6:11).
  7. Huir de las pasiones juveniles (2Tim. 2:22).
  8. Seguir la:

a.       Justicia

b.      Piedad

c.       Fe

d.      Amor

e.       Paz

f.        Paciencia

g.      Mansedumbre (1Tim. 6:11; 2Tim. 2:22).

  1. Valiente: peleando la buena batalla de la fe y Echando mano de la vida eterna (1Tim. 6:12; 2Tim. 1:7).
  2. Ser firme = Carácter (Tito 2;15; 3:8).

 

 II.            Sobre su Obra pastoral: Edificación de la Iglesia

 

  1. Preparar de varones para el ministerio (2 Timoteo 2:1,2)
  2. No imponer las manos con ligereza (1Tim. 5:22).
  3. La instauración de Obispos (1Tim. 3:1-7; Tito 1:5).
  4. La instauración de Diáconos (1Tim. 3:8-13).
  5. Instauración de maestros (2 Tim. 2:2)
  6. La exhortación (2Tim. 2:14; 4:2; Tito 2:6,15).
  7. Reprender con toda autoridad/ Instaurar el orden en la Iglesia a través de la disciplina (1Tim. 5:20; 2Tim. 4:2; Tito 1:13; 2:15).
  8. Recordae a la Iglesia a ser sujetos a las autoridades (Tito 3:1).
  9. Desechar al divisionista (Tito 3:10).
  10. Velar por el bienestar económico de los misioneros para que la iglesia no quede sin frutos (Tito 3:13,14).
  11. La defensa de la Iglesia de los falsos maestros (1Tim. 1:3; Tito 1:10,11).
  12. Desechar las fábulas profanas y de viejas 1Tim. 4:7; 2Tim. 3:9.
  13. La corrección de lo deficiente (Tito 1:5).

a.       con mansedumbre (2Tim. 2:25):

b.      Redargüir, reprender, exhortar con toda paciencia y doctrina (2Tim. 4:2).

c.       Organizando la Iglesia.

 

 

 

Es importante revisar lo dicho por el autor a los Hebreos en el 13.17: “Obedeced a vuestros pastores, porque ellos velan por vuestras almas como quienes han de dar cuenta, para que lo hagan con alegría, sin quejarse, porque esto no os es provechoso”.  

Si notamos la cita, el pasaje en nuestra Reina-Valera 60 habla de: pastores.   Algunos aducen que allí se refiere estrictamente a los obispos o ancianos de la iglesia, y que sólo a ellos se debe sujeción.   Sin embargo, la palabra utilizada en el texto original, es distinta a la que se utiliza para referirse a los obispos (epískopos), Ancianos (Presbíteros) o Pastores (poimén).   La palabra utilizada aquí es: jegumenois y se refiere a los que están al frente de la iglesia en calidad de directriz o dirigentes.   La palabra se traduce como: los que tienen la hegemonía, líderes, dirigentes, ministros, príncipes.   Estos pueden ser evangelistas, incluyendo también a los obispos y conjunto de hombres que ministran la iglesia.

Nótese la carga semántica de autoridad que la palabra otorga a los que están en un cargo de directriz en la iglesia: “obedeced a vuestros dirigentes”.

Es interesante, notar 1 Tesalonicenses 5.12,13:  “Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros y os presiden en el Señor y os amonestan.   Tenedlos en mucha estima y amor por causa de su obra.  Tened paz entre vosotros”.   El ruego que se convierte en ordenanza en Hebreos, insta a reconocer, esto es, aceptar la autoridad de aquellos que presiden (dirigen) y amonestan en el Señor.  Evidentemente se estará refiriendo a la sujeción a hermanos que tengan un cargo de directriz, dirigencia o presidencia en la iglesia.   La iglesia está en el deber de sujetarse a su dirigencia tal cual lo afirma el texto sagrado.   Al mencionar a sus líderes, evidentemente está involucrando a los Evangelistas, puesto que en la evidente ausencia de ancianos en la iglesia cuando esta está iniciando, es el evangelista el encargado de la vida espiritual de la iglesia.   Él es el encargado de edificarla a través de la predicación, la enseñanza, la visitación, la restauración, la consejería, la disciplina y la consolación a través de la palabra de Dios.   Sin embargo, desde el inicio de la nueva congregación, como parte de la edificación es la preparación de varones en la iglesia a modo que estos vayan aprendiendo todo lo concerniente al ministerio a fin de que lleguen a ser parte del grupo de hombre entre quienes la iglesia, junto al evangelista, han de elegir a sus nuevos ministros según el orden bíblico y continúen creciendo en madurez espiritual como iglesia organizada.     

Sin embargo, esta autoridad dada por el Señor a los dirigentes canónicos de la Iglesia tiene límites, en primer lugar: la palabra misma de Dios, y en segundo lugar: el respeto mismo de la iglesia o comunidad de fieles.   En cuanto al primer punto, Pedro hace ver a los Ancianos, y extensivamente a cualquiera que esté en un cargo eclesial, que no debe enseñorearse, o creerse dueño de la iglesia (1Pedro 5: 3): “no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado”.   Esto es importante señalarlo, pues el ministro del Señor, tomando solamente en cuenta los pasajes anteriores puede querer tomar ventaja o abuso de autoridad sobre la iglesia.   Esta no está compuesta de máquinas, a las cuales se programa y deben estar listas solo para decir: si.   La iglesia está compuesta de gente pensante, siervos de Cristo, a quienes se ha de respetar.   No os hagáis esclavos de los hombres, dice el Espíritu Santo a través de Pablo.  De todo lo anterior se sigue que, tanto la iglesia como el ministro han de tener un espíritu de humildad para no irse a los extremos, sea de despotismo por parte del ministro, sea de anarquía, por parte de la Iglesia.   La iglesia debe aprender a estar bajo sujeción en tanto esta autoridad y dirección ejercida sobre ella vaya en conformidad a la palabra de Dios.

 

Dios bendiga a la Iglesia del Señor donde se encuentre.

Guillermo A. Domínguez.

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